Hasta mitad del siglo XIX los tabacos torcidos se exportaban en grandes cajones de madera que contenían hasta 10,000 unidades, sin más identificación que un rótulo en la parte exterior. De manera que el producto llegaba a manos del consumidor sin ninguna identificación. Esto daba lugar a numerosas falsificaciones.
En 1845 el español Ramón Allones, propietario de la fábrica de puros “La Eminencia”, de La Habana, comenzó a utilizar cajas pequeñas de 25 unidades, etiquetadas con litografías en las que se declaraban los nombres de la fábrica y del fabricante.
Actualmente se utilizan nueve etiquetas diferentes, aunque no siempre están todas presentes en la misma caja de puros. El esquema de arriba muestra los nombres utilizados por las fábricas de tabaco para designar las diferentes etiquetas.
Orlando Arteaga Abreu.
PARTES DE UNA VITOLA